Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe  
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EL NACIMIENTO

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Déjame desahogarme. Permíteme salir de este largo silencio y contarte por qué estuve inconclusa y por qué ahora me presento ante ti, de forma diferente; quiero que conozcas cuál es mi “destino”, porque tengo la seguridad que ahora sí podré llegar a la madurez y de que no volverá a suceder lo que ya viví en el pasado, el sinsabor de lo inacabado y la frustración de no haber alcanzado aquella estatura para la cual fui concebida.


Mi origen se remonta a fines del siglo pasado. Todo comenzó en 1862 cuando se erigió la Diócesis de Zamora. Esta se desmembró del Arzobispado de Morelia, que tenía entonces una extensión muy grande. Al mismo tiempo que nació el obispado de Zamora, nacieron también el de León, Querétaro y Tulancingo. 

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El primer Obispo de la nueva Diócesis, el Sr. José Antonio de la Peña, no encontró, como era de suponerse, una iglesia apropiada para Catedral (no se puede concebir una Diócesis sin su Catedral, que es el Templo del Obispo desde donde él santifica, enseña y rige a su comunidad).


Había pues la urgencia de adaptar una de las existentes. Entre los templos más dignos de ese entonces, había uno que estaba inconcluso, sin torres, pero con un interior suntuoso. Era el templo


parroquial que tenía ya un largo camino pues había comenzado su existencia en 1574, siendo la primera iglesia de la villa de Zamora… Pues bien este recinto sagrado se adaptó con la idea de que pudiera servir como catedral. Fue consagrada el 8 de mayo de 1867, pero no pudo funcionar plenamente como tal porque había problemas técnicos, entre otros, la inmensa cúpula que hoy tiene y que era sostenida por muros poco sólidos. También había problemas con las torres. Estas fueron terminadas en 1879 y en 1887 empezaron a desplomarse. Fue Jesús Hernández Segura, que en aquellos días se ocupaba ya de mi nacimiento, quien se hizo cargo de algunos arreglos en 1911.





La idea de un edificio construido “ex professo”, se debe al segundo obispo de Zamora, al Sr. José Ma. Cázares Martínez. El proyecto del que se conoce apenas un dibujo y la primera parte de la obra realizada, se atribuye al Sr.Jesús Hernández Segura, quien a principios de siglo dirigió la construcción de casi todos los templos inconclusos de Zamora (1). El dibujo de la fachada tiene la fecha de noviembre de l899. 


Todavía me quedo perpleja al ver la desproporción de un proyecto tan ambicioso cuando la construcción de las casas de Zamora eran más bien de adobe y de teja, y cuando la población de la entonces villa no superaba los quince mil habitantes. Pero, a nadie le está prohibido soñar, ¿No crees?. Cuando se prepara el nacimiento de un hijo, los papás siempre piensan en grande sobre sus hijos. Efectivamente, todo lo que se refiere a mí rebasa las medidas “normales” para un templo. Gracias a la monumentalidad del proyecto, mi nombre aparece entre los 15 templos más grandes del mundo. La grandiosidad queda marcada por los siguientes datos: tengo 57 mts. de ancho, 95 mts. de fondo y 90 mts. de altura, una vez que las torres estén terminadas. El atrio mide 6,80l.74 mts2. y la parte posterior, reservada para anexos y un jardín, mide 4,229 mts2. La superficie total destinada al Santuario alcanza los 20,357.14 mts

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Tal vez poco te pueda decir sobre el por qué yo fui concebida de esta manera. Pero es constante el comprobar que muchas obras que hoy llenan de asombro a la gente, fueron hechas en tiempos de mucha dificultad. Se pueden señalar, sin embargo, algunos elementos que pueden ser indicativos, pues las verdaderas motivaciones quedan en la conciencia de las personas y en la bruma del pasado.


Ante todo, debes tener en cuenta que el Sr. Cázares y Martínez, segundo Obispo de Zamora, fue un hombre emprendedor. De alguna forma quería dejar plasmado su espíritu en ladrillos, canteras, obras sociales y religiosas. Durante su período episcopal se construyeron escuelas, asilos, hospitales, iglesias y el seminario. Las obras materiales son expresión de la persona, de cómo se ve a sí misma y de cómo ve la vida. Las obras expresan también la imagen que una persona tiene de sí misma.


(1) Nelly Sigaut, Catálogo del


Patrimonio Arquitectónico del Bajío


Zamorano, l, p. 71

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También cuenta el hecho de que el templo que actualmente funge como catedral no fue diseñado

para ello y tenía muchos y graves problemas. Por ello la idea de una “catedral nueva” fue siempre un elemento que flotaba en el ambiente clerical. “La catedral nueva” sería también el nuevo centro de la ciudad que debía desarrollarse hacia el oriente, hacia el cerro “La Beatilla” para no afectar las fértiles tierras del Valle de Zamora.


El proyecto, como te mencioné antes, fue encomendado a Jesús Hernández Segura, hombre nacido en Zamora en 1856, arquitecto de profesión que desempeñó diversos cargos políticos en la ciudad. En efecto, fue síndico, presidente municipal, constructor de templos no sólo en Zamora, sino también en los alrededores; intervino en el proyecto y en la construcción del mercado municipal (2). 


Poco te puedo decir acerca de su formación académica, pero sus realizaciones lo presentan como un hombre hábil, de espíritu ecléctico. Se comenta que Hernández Segura para poder hacer este proyecto viajó antes a Europa para empaparse del alma gótica.


Muchos me encuentran parecido con las catedrales de Burgos, Colonia, Maguncia... y otras.


Pero... ¿No se ha dicho que toda comparación resulta odiosa? Yo me acepto como soy, con mis


valores y también mis limitaciones. Ciertamente nací en un pueblo muy diferente al francés, al italiano, al alemán. Comprendo que estoy a mucha distancia en siglos del florecimiento del gótico; no dejo de experimentar un cierto sentido de extrañeza y de soledad, cuando percibo que el barroco inundó con su presencia estas tierras. 

Pero de todo hay. Desafortunadamente los planos originales no se han conservado. La revolución que a muchos benefició y sigue beneficiando, significó también atropellos, incendios, destrozos y barbarie. En medio de todo esto, “se extravió” mi pasado. En las dependencias gubernamentales lo único que se ha hallado es una escritura que ampara el terreno, bajo el número 1230 del archivo de la Dirección General del Patrimonio Federal de Sedesol, en la ciudad de México. En el archivo de la Diócesis únicamente aparecen algunas cuentas muy altas, que indican gastos bastante fuertes que corresponden sin duda a las erogaciones que ocasioné.


Los trabajos se iniciaron el 2 de febrero de 1898, fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el templo (3), fiesta de la Candelaria como popularmente se le conoce. Dentro de pocos meses podré celebrar mi primer centenario. Todo muy cambiado ¿verdad?


(2) Ibidem p. 71


(3) García Urbizu F., Páginas de Zamora, 1965, p. 31

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¿Cómo fue el desarrollo de la construcción?


No se ha dejado memoria escrita o si hubo, se perdió. Sin duda uno de los problemas más fuertes fue la cimentación. En nuestros días el manto freático se encuentra a 2.50 metros de la superficie. En esos años, sin duda, estaba a flor de tierra. Hacer cimientos a más de 6 metros de profundidad para una construcción tan grande, debió de ser una empresa muy difícil. ¡Pero se hizo! 


Otra observación que conviene dejar bien clara es la solidez y la firmeza de la primera parte de la construcción. Cuando en 1988 se observaron los detalles, se encontraron naturalmente algunas grietas, pero fue más impresionante el constatar que en conjunto, se percibía una gran fortaleza y una desafiante cohesión muy bien lograda entre muros, bóvedas, arcos, columnas, etc…


Mi crecimiento fue violentamente truncado por los problemas de la Revolución. El clima del país quedó profundamente alterado por la falta de estabilidad política y social. A partir de l9l4, la obra quedó interrumpida. Pero se había logrado bastante como para que mi presencia pudiera ser ignorada. Se había alcanzado una altura general de 20 mts., desde la fachada hasta el ábside; se habían cubierto ya cuatro naves; en las dos laterales se habían construido cuatro capillas en cada una de ellas; todas las columnas del interior estaban levantadas con sus nichos y hornacinas. De la primera etapa de la construcción los siguientes hechos quedan claros: que la cantera se trajo del cerro de Jaripo y que la cercanía de la vía del tren facilitó su transportación; que se trabajó intensamente durante 16 años; que en 1914 la obra quedó suspendida por la llegada a Zamora de las tropas del General J. Amaro; que había cientos de toneladas de cantera que desaparecieron del atrio del edificio y fueron a parar a casas particulares; que el Gobierno Federal impidió la terminación del proyecto; que los zamoranos nunca renunciaron a mí, hasta que finalmente se logró que yo volviera a casa.