Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe  
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Vitrales de las Capillas de Criptas

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Todo el interior del templo tiene, en cuanto a vitrales se refiere, un solo estilo, gótico, que ha sido realizado por el P. Gerardo López. Por lo que ve al exterior, hemos considerado conveniente presentar otra mano, otro artista, otro estilo. Como podemos observar en una apreciación de la fachada, las ventanas que dan al atrio son 6 y, desde luego, lo más importante que es el rosetón. De las seis, dos están en la planta baja, en las capillas de criptas y cuatro en la parte superior. 

En la capilla de criptas, en el lado norte, ha sido colocado un hermoso vitral, LA PIETÁ, que contiene a la Virgen con su Hijo muerto en las piernas. Es obra de Fray Gabriel Chávez de la Mora, conocido en el país y fuera de él, y, artísticamente, varias veces galardonado en el campo civil y religioso.


Fray Gabriel nos explica los detalles de su obra: “María siempre estuvo cerca de su Hijo. También estaba junto a la cruz, en el Calvario, acompañándolo, en su muerte y misterio de salvación (Jn. 19,25). Cuando José de Arimatea pidió a Pilatos el cuerpo de Jesús (Jn. 19,38) y lo bajó de la cruz, ayudado por Nicodemo, lo entregó a su Madre, que según la Tradición permanecía allí. María lo recibe en su regazo maternal. 

Es la escena conocida como la Pietá, que tantos artistas han expresado en pinturas o en esculturas (como la tan conocida de Miguel Angel…) Jesús y María están los dos solos, en geométrica simplicidad. El vitral, a diferencia de los que se encuentran en la nave que contienen muchas ideas, muestra una sola. En la parte de abajo podemos observar los clavos, la corona, símbolos de la pasión. También son muy visibles la cruz y la sábana, al igual que la luna llena de Pascua. En la parte superior, la presencia de Dios Padre, recibiendo y aceptando la ofrenda de su Hijo, representado por las manos creadoras. Irrumpiendo de la gloria, representada por esas nubles y resplandores, el Espíritu Santo –completando el misterio trinitario- representado por una paloma.” 

No es la imagen de la Madre desesperada ante la muerte del Hijo de sus entrañas. Tampoco se trata de quien se siente desgarrada interiormente ante lo inevitable, sino de una actitud profunda de quien ha aceptado el designio de Dios sobre su Hijo y ofrece también su dolor al Padre. 

Nos hacía falta una Pietá Mexicana. Ahora la tenemos precisamente en la capilla de criptas, donde nosotros, con devoción y respeto, guardamos las cenizas de nuestros queridos difuntos.

Aparición del Resucitado a su Madre


Del otro lado, en la nueva capilla de criptas, tenemos también un vitral, diseñado por Fray Gabriel Chávez de la Mora. Se trata de la resurrección del Señor. Nada más apropiado para un lugar donde se guardan las cenizas de los difuntos que manifestar la fe en la vida eterna. Interesante detalle el ver que, en ese vitral, el Resucitado se aparece a la Virgen bajo la advocación de Guadalupe. Tan sólo observando la vestimenta lo podemos constatar. Lo cual no deja de ser algo original. El aleluya domina la parte superior del vitral, lo mismo algunas palomas con un ramo de olivo en el pico, que simbolizan también la paz en la tierra y que la Biblia la presenta como fruto de la resurrección de Jesús. 


Vitral del Rosetón de la fachada 


Para combinar mejor los colores, se ha elegido algo diferente. En la parte del ábside predominan colores marianos: azul, rosa… Por la mañana el ambiente interior del Santuario está afectado gratamente por el sol que pega en esos vitrales. 

En el lado poniente, el vitral central tiene colores fuertes como el amarillo, el rojo.. colores primarios que por la tarde producen una iluminación llena de fuego y el ambiente cambia completamente. El vitral consta de 16 gajos, cubiertos de mármol… y entre los colores se puede apreciar movimiento, como ráfagas de aire que van alrededor y le quitan solemnidad pero le dan mucha vida y fuerza. La luz del sol se proyecta sobre las nervaduras de las bóvedas, éstas se reflejan en los tubos del órgano dándoles un color ocre. 

En el centro del rosetón se puede percibir la flor de los cuatro pétalos, uno de los símbolos más densos de la cultura mesoamericana, tomado del vestido de la Virgen. Representa los 4 movimientos del sol unidos por un círculo que brinda equilibrio, se refiere también a los puntos cardinales, a las 4 estaciones del año, a las 4 épocas pasadas que apuntan hacia el quinto sol, que coincide con el solsticio de invierno de 1531. Presenta a la Virgen como Madre de Dios y señala en el vestido guadalupano el lugar donde se encuentra Jesucristo, es decir, en su vientre. 

El diseño de todos los rosetones es obra del Fray Gabriel Chávez de la Mora. El de la fachada fue ejecutado por el Arq. Jorge Ortiz Bencomo de Guadalajara. Mientras que los dos laterales y los 20 pequeños círculos de la nave central y del transepto, fueron hechos por Vitrales Azteca, propiedad del Sr. Luis Valencia e Hijos, que tiene su domicilio en Zamora, Mich.


Vitrales de los Rosetones Sur y Norte 

Parecen muy semejantes al de la fachada, pero no lo son. Por sus dimensiones más pequeñas, por su ubicación en el transepto, por la penumbra, tienen un colorido especial que los hace particularmente hermosos. Por la parte de fuera, tienen una especie de celosía, de mármol gris de Puebla.